Fijamos la atención en los seres alados del bosque, los creadores de bosques, como dice Ignacio Abella que está investigando y escribiendo un libro sobre estos grandes plantadores de árboles.
Te proponemos que recuerdes tus paseos por el bosque hacia finales de otoño, cuando te encuentras con un espino albar aún cuajado de frutos maduros, muchos de ellos esparcidos por el suelo. Si prestas atención verás que muchos de estos frutillos tienen una marca singular: dos rayitas por encima, y dos perfectamente paralelas por debajo, de la pequeña esfera encarnada. Señal que nos informa de que han sido “tanteados” y desechados por el pico de alguno de los pájaros que los consume, del mismo modo que cuando el frutero mira hacia otro lado, algún cliente maleducado palpa la fruta para comprobar su madurez, dejando la marca de sus dedazos.
Por un antiguo pacto, establecido antes del Jurásico, algunas plantas comenzaron a ofrecer frutos alimenticios, a cambio de que los animales que los consumían transportaran sus semillas y las depositaran en las condiciones idóneas de germinación. El beneficio que aquellas especies, animal-vegetal, obtenían por este intercambio, hacía a ambas partes más viables y favorecía su expansión y supervivencia haciéndolas más competitivas.
Un pacto en que estaba incluida la humanidad como especie y que hemos quebrado. Pero aún hay muchos seres vivos y animados que siguen cumpliéndolo a la perfección. Como nuestros protagonistas de hoy, los integrantes de la comunidad alada y emplumada del bosque. De todo ello nos hablará Arantza Leal Nebot, bióloga, arborícola, experta en seguimiento de aves en SEO BirdLife, que hoy nos habla de los sonidos, los colores y el movimiento del bosque a cargo de los que vuelan, cantan y siembran.
Así que viajamos hacia lo alto de las manos unidas de la Comunidad del Bosque, que nos proporcionan guías de vuelo gracias a sus textos, como Ignacio Abella, Fernando Fueyo, Bernabé Moya, Raúl de Tapia que es Raúl Alcanduerca, Óscar Prada Campaña, Gustavo Duch, Pedro Cáceres y el suave canto que habita la atmósfera del bosque de hoy, en la voz de Núria Graham y las canciones que forman su trabajo Bird eyes.
Prepárate, extiende tu mirada hacia el horizonte, hincha tus pulmones, atusa tus plumas y abre las alas porque estás a punto de entrar en territorio boscoso a vista de pájaro, pero, eso sí, territorio conmovido…
