El bosque habitado   Bosque animado, bosque habitado 31/12/2017 58:59

Bienvenid@s a un bosque habitado por los árboles de nuestro legado. Los árboles de “El bosque animado”, de Wenceslao Fernández Flórez y también l@s amantes de los árboles de los bosques animados. Porque ya lo decía el escritor gallego: "los árboles son los seres vivos de la fraga más pacíficos, bondadosos, los que poseen un alma sencilla y voluntariamente ingenua, porque carecen de vanidad. Incluso ignoran, que sólo por el hecho de crecer en cualquier parte, el lugar queda embellecido…".

Los árboles son la diversidad. Y hace más de medio siglo que Wenceslao Fernández Flórez, autor de esta filosofía y comprensión del mundo arbóreo, se subió a la copa de los árboles. Desde allí nos sigue inspirándonos y habitándonos. Y hoy este bosque habitado le declara su gratitud.

Sí, nos habitan árboles que hablan. Árboles que tienen sus discusiones, árboles mayores que asombran a los pequeños que, a su vez, crecen con prisa, para hacerse pronto dueños de su ración de sol. Incluso algunos árboles, al esparcir sus raíces bajo tierra, son tan codiciosos que estorban a los demás en su legítimo empeño de alimentarse. Y lo hacemos gracias a otros habitantes del bosque animado como Ignacio Abella, Pepo Paz, Fernando Fueyo, Xan de Malvís, más conocido como “Fendetestas”, Hermelinda, Pilara, el pocero Geraldo, el ánima en pena Fiz de Cotobelo, la Santa Compaña y muchos otros personajes que ya forman parte de nuestro imaginario frondoso y universal.

Porque una fraga no es sólo un bosque. Como un bosque también es el Club de la Hojarasca ,formado hoy por Rafael Roa que habita ahora la copa de los árboles, José Manuel Sebastián, Julio Valverde, Charlie Faber, Santiago Bustamante, Rafael Rosa Julia Varela.

Te invitamos a que no hagas otra cosa que mirar y escuchar, con aquella ternura y aquella emoción y aquel afán y aquel miedo de saber qué hay en el espíritu de las niñas y los niños. Entonces comprenderás que existe otra alma allí, infinitas almas, que está animado el bosque entero y que los hombres y mujeres también formamos parte de su diversidad… Incluso los árboles caídos.

Siente el crujido de la rama seca, el nacer de la hierba y eleva la consciencia hasta colgarla de esas prolongaciones leñosas, lee en los libros y en las señales de los árboles de la fraga, hoy más que nunca territorio conmovido… ¡Arriba la ramas!

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