El bosque habitado   La 6ª Extinción. Con Miguel Delibes de Castro 23/10/2016 58:59

El bosque está habitado por tierra sagrada, abonada con los huesos de nuestros ancestros y el humus a base de la materia orgánica creada por las plantas que nos alimentan, como reconocían sin complejos los antiguos indios americanos… 

Bienvenidas, pues, al Sistema Tierra, del que no sólo formamos parte sino que además somos aquello que nos rodea, el paisaje que contemplamos y, que de algún modo, nos contempla. 

Añade Ignacio Abella que el bosque es el escenario perfecto para comprender hasta qué punto estamos unidos al planeta en el que vivimos. Compréndelo y descubrirás el primer paso para experimentar que hay un modo diferente de relacionarse con “lo otro”, que no está basado en el dominio o el puro interés, sino en el entendimiento.

Te proponemos que escuches atentamente las enseñanzas científicas y humanas del biólogo Miguel Delibes de Castro. Si la semana pasada ya nos hacía conscientes de nuestra domesticación del planeta, entendiéndolo como el Sistema Tierra, esta semana nos lleva un poco más allá. La Tierra Respira, dice. Y más nos vale comprender, acompañar y respetar esa respiración, porque paleontólog@sbiólog@s y científic@s en general empiezan a anunciarlo. Ya estamos a punto de entrar en ¡La Sexta Extinción.!

Hay muchas formas de defender la vida humana pero todas ellas estarán dentro, lo queramos o no, de ese imponente individuo, cuyo pulso vital es el más potente y que late en las venas, ríos, mares, bosques y todo su cuerpo físico, que es la Tierra. Un pulso infinito que hoy nos hacen interiorizar y acompasar nuestros amigos de Nunatak, banda singular en la defensa de la naturaleza y miembros de la Revolución de l@s Conmovid@s.

Conmovid@s como también lo son desde tiempo inmemorial Ignacio Abella, Raúl de Tapia, Diógenes y James Lovelock… Como todos los integrantes de la Comunidad del Bosque. 

Así, pues, te invitamos a escuchar tu voz interior, y la voz de la Tierra, respira su respiración, late con su latido, reconócete parte de su territorio conmovido, hunde raíces y, ahora sí, con todas tus fuerzas… ¡Arriba las ramas!

El bosque habitado
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