Documentos RNE   Caridad Mercader: el fanatismo de la madre del hombre que... 27/10/2018 56:12

Se llamaba Caridad del Río, aunque es más conocida por el apellido de su marido, Ramón Mercader, el joven de buena familia con el que se casó, a los 17 años, en la Barcelona de principios del siglo XX. Caridad había nacido en Santiago de Cuba, tenía una buena educación y parecía destinada a crear una familia de la burguesía de Barcelona, con veladas en el Liceo y el hipódromo, al que era muy aficionada. Sin embargo, terminó decantándose por la política.

Cuando la familia tuvo problemas y su fortuna se esfumó, Caridad, madre ya de cuatro hijos, optó por refugiarse en los ambientes bohemios y anarquistas de Barcelona. Cambió radicalmente su modo de vida hasta el punto que se especula con que llegó a colaborar en la colocación de una bomba en la empresa de los Mercader. La familia, asustada, la internó en un psiquiátrico, de donde la liberaron sus amigos anarquistas. Esta traumática experiencia le provocó un gran resentimiento hacia su clase social.

Caridad decidió huir con sus hijos al sur de Francia, pero, poco después, intentó suicidarse debido, dicen, al abandono de su amante, un aviador francés. Se traslada entonces a París, donde abandona el anarquismo y entra en contacto con el comunismo. Es expulsada de Francia en 1935 por su actividad política. Regresa a Barcelona y participa en la creación del PSUC, el partido de los comunistas catalanes.

Durante la Guerra Civil tendrá un papel muy activo. Resultó herida grave en un bombardeo en el frente de Aragón, perdió a su hijo mayor en el frente de Madrid y reclutó a Ramón, otro de sus hijos, para el espionaje soviético, con el que ya estaba colaborando. Por su fervor comunista fue conocida como la “Pasionaria catalana”.

Ramón Mercader se convertirá luego, en Méjico, en el asesino de Trotski, en el hombre que clavó el piolet al exiliado ruso, el enemigo más encarnizado de Stalin. Caridad le esperaba fuera en un coche, aunque las cosas no salieron como habían imaginado. Mientras su hijo era detenido y encarcelado, Caridad viajaba a Moscú, para ser recibida con todos los honores.

Caridad fue una estalinista convencida y siempre vivió su ideal político con fanatismo. Sin embargo, pasó sus últimos años en París, viviendo de una pensión que le pagaban los soviéticos hasta su muerte en 1975. Cuando visitaba a sus hijos en Moscú, no entendía las estrecheces económicas en que se encontraban, quizá porque ella nunca dejó de ser una burguesa y siempre perteneció a la élite del partido.

Modesta Cruz nos introduce en la agitada y extrema vida de Caridad del Río con la ayuda de su biógrafo, el profesor Gregorio Luri. También recuperamos del Archivo de RTVE el testimonio de su hijo pequeño, Luis Mercader, ya fallecido, que en los años noventa salió de Rusia y se estableció en España.

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