Un disco grande. Nadie podrá decir que no hizo bien su trabajo (una vez más) José Ignacio Lapido. Le parafraseamos utilizando una parte del texto de una de las canciones (hay alguna más) que llegaron sobre la marcha a unirse a las que ya tenía compuestas de tres años a esta parte y que esperaban su momento mientras se producía la jubilosa "maniobra de resurrección" de 091. Acabado ese tiempo de recoger afecto, mieles y premios que no recolectaron cuando tocaba (nunca es tarde) cada cual volvió a hacer lo suyo. Y en el caso de nuestra protagonista era ponerle cuerpo a esos apuntes en esqueleto (la primera vez que lo hace para que sus compañeros de banda funcionaran como tal y aportaran ideas) que desembocaron en las once canciones que conforman "El alma dormida" (efectivamente, la fuente de inspiración son las coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, pues Lapido pasó por el trance de perder a su madre el año pasado), que ya es el octavo trabajo de su carrera. Un trabajo en equipo que empieza en su sustento detrás en instrumentos (Víctor, Rául, éste incluso con doble misión, Popi y Jacinto) y Pablo, en la mesa. El corte con el que abre el álbum lo hizo imágenes en un clip Tacho y avanzó lo que vendría más tarde. Las letras son, como siempre, marca de la casa, y en las músicas, aparte de temas más directos, se remata el trabajo con la pieza más extensa que es un medio tiempo después de haber viajado por cadencias blueseras, de swing e incluso sabor a vacas (ese redondo "Estrellas del purgatorio". El disco sale mañana y hoy toca presentarlo en un showcase íntimo en Lemon Rock en Granada, que ya vendrá la gira que arranca en Murcia el 25 de noviembre, 1 y 2 en Sevilla y Granada, respectivamente y luego ya en febrero y marzo la gira más extensa con Madrid, Barcelona o Valencia entre las ciudades a visitar.
La noticia del día tuvo tres ilustraciones musicales. Liam Gallagher le dio al twitter y se puso a disposición de sus seguidores. Y entre otras elecciones, sabemos que le gustó "Quadrophenia", la película sobre el disco de The Who; tiene una canción favorita de The Smiths y cuando escuchó la cara B de uno de los singles del 89 de The Stone Roses le sonó a Jimi Hendrix, imaginamos que por culpa de John Squire.
