Hoy hace cuatro años que murió Michael Jackson. Aún no me lo puedo creer. De pequeño admiré los dibujos animados de Jackson Five que ponían en la Televisión Española en blanco negro de finales de los sesenta. Adolescente bailaba con las hormonas a su aire "Échale la culpa al coco". Boogie-boogie. La música negra-negra es lo que tiene, que no se racionaliza, ni se reflexiona, ni falta que hace. Se siente en los poros, te llega hasta la médula y te recorre el cuerpo enterito. Hemos hecho y haremos monográficos en torno a Michael. Hoy me ha salido combinar versiones dispares - incluso cuatro de "Billie Jean" - con algún tema de él mismo. Como había una corriente mediática vergonzosa contra Jackson, el álbum "Invincible", el último que publicó en vida, pasó absurdamente más inadvertido, incluida una maravillosa pieza grabada junto a la guitarra de Carlos Devadip Santana.
