Ars sonora   In memoriam Françoise Barrière 18/05/2019 01:00:12

Dedicamos monográficamente nuestro espacio a la compositora parisina Françoise Barrière, fallecida el pasado 24 de abril con 76 años. Barrière inició su formación musical como estudiante de piano clásico, pero la armonía y el contrapunto también llamaron muy tempranamente su atención. Tras esas primeras experiencias en el Conservatorio Nacional de Música de París, cuando en 1968 esta institución se abrió a los cursos sobre música concreta impartidos por Pierre Schaeffer, Françoise Barrière se matriculó y comenzó así un itinerario a través de la creación con nuevas tecnologías que no dejaría de surcar hasta el final de su vida, y que también se complementó con estudios de etnomusicología en la École pratique des hautes études, así como -ya a finales de los años sesenta del pasado siglo- en el Instituto de Musicología de París/Sorbona, bajo la supervisión de Trần Văn Khê.

En septiembre de 1970 fundó, junto a Christian Clozier, el Groupe de Musique Expérimentale de Bourges (GMEB), que en 1994 se transformó en el Institut international de Musique Électroacoustique de Bourges (IMEB), y llegó a convertirse en una de las principales instituciones del mundo en el apoyo a la creación musical electroacústica, particularmente en su modalidad acusmática. Mientras estuvo operativo, durante casi cuatro décadas, este centro dio la oportunidad de trabajar en sus estudios a unos veinte o treinta compositores por año, además de organizar importantes encuentros y certámenes, como el Festival Synthèse o el Concurso Internacional de Bourges. Estas actividades se complementaron con importantes iniciativas pedagógicas, así como con numerosas ediciones de discos, libros y revistas.

La obra compositiva de Françoise Barrière se nutre de todas esas experiencias y las sintetiza en creaciones musicales muy evocadoras, de las que presentamos una selección como homenaje a esta figura destacada de la creación musical electroacústica. Comenzamos escuchando "Par Temps Calme Et Ensoleillé I", una obra para cinta y piano -aquí interpretado por Jean-Pierre Dupuy-, dedicada a la hija de la compositora. Encontramos otra aproximación a la composición electroacústica mixta (la que combina los sonidos pregrabados con instrumentos acústicos) en la siguiente obra del mismo ciclo, "Par Temps Calme Et Ensoleillé II", en este caso escrita para cinta y violonchelo -a cargo de Sylvette Milliot en esta versión-. En estas obras la tímbrica primitivamente digital de sus texturas electrónicas envolventes nos proyecta rápidamente hacia la década de los años ochenta, cuando fueron compuestas (en 1983 y 1985 respectivamente, si bien nosotros escuchamos grabaciones realizadas en 1989). Los gestos delicados y precisos del piano y del violonchelo se entremezclan, en ocasiones tras largos pasajes solísticos, con sonidos de procedencia concreta y electrónica que a veces remiten a las sonoridades del fuego o del agua, a veces recuperan breves citas pianísticas, a veces el canto de los pájaros... El carácter lírico y nostálgico de estas composiciones -especialmente la segunda de ellas- cobra una especial significación tras la reciente desaparición de su autora.

Concluimos nuestro homenaje con una composición titulada, oportunamente, "Aujourd'hui" -pues nuestros recuerdos de Françoise Barrière siguen acompañándonos hoy, y lo seguirán haciendo mucho años-. Una pieza fechada en 1975, realizada en el estudio del GME de Bourges, en la que no intervienen instrumentos acústicos y que combina sonidos procedentes de grabaciones (en la tradición de la música concreta, pero también del paisajismo sonoro) con materiales generados electrónicamente. Los primeros aparecen en el inicio de la obra en forma de registros realizados durante diversas manifestaciones políticas (esas voces reaparecerán hacia el final de la pieza, entonando ya claramente "La internacional" y otros cantos reivindicativos). Poco después esos sonidos se suavizan -y se fusionan con los resultados del procesamiento de las fuentes sintéticas-, si bien ciertos gestos agresivos no dejan de aparecer, a veces desplazando abruptamente las masas sonoras a través del espacio estereofónico durante la segunda mitad de esta pieza de casi veinte minutos de duración.

Recordamos y celebramos así el trabajo de Françoise Barrière, una compositora desaparecida demasiado tempranamente cuyo legado musical merece, sin duda, continuar sonando.

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