Ars sonora   Cánones masivos, de Wayne Siegel a Thomas Tallis y viceversa 21/12/2019 01:00:12

Presentamos, en esta edición de Ars Sonora, diferentes aproximaciones a la idea compositiva del canon, es decir, obras que aplican la técnica contrapuntística conforme a la cual las diferentes voces van apareciendo sucesivamente, repitiendo o imitando cada una el perfil melódico de la precedente. Ahora bien, los cánones que escucharemos hoy pueden ser calificados como masivos, en tanto que el número de voces que los integran es mucho mayor que el habitual, hasta el punto de que esos contornos melódicos que se reproducen sucesivamente quedan desfigurados para la percepción humana -al ser objeto de tan notable multiplicación-. Como resultado, son más bien texturas y densidades lo que estos procedimientos ofrecen a la escucha. La técnica del canon, que seguramente puede identificarse como una de las más antiguas formas de composición musical -al menos entre aquellas que no tomaron su fundamento y estructura del ámbito de la composición poética o literaria-, se ha visto así amplificada, en todos los sentidos de esta expresión, durante el siglo XX, sintonizando con algunas de las premisas estéticas de la llamada "música procesual", así como con diferentes aproximaciones al minimalismo.

Todo esto se puede verificar en algunos trabajos del compositor Wayne Siegel, nacido en Los Ángeles (Estados Unidos) en 1953, si bien reside en Dinamarca desde los años setenta del pasado siglo. De 1971 a 1974, Siegel estudió composición y filosofía en la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB), pero después decidió completar su licenciatura en Artes en Aarhus (Dinamarca), donde estudió con el conocido compositor danés Per Nørgård. En 1977 se graduó en composición en la Real Academia de Música de Aarhus, y el año siguiente recibió una beca de tres años del Consejo de las Artes de Dinamarca, lo que le permitió trabajar como compositor independiente. Después de dos años como director administrativo de la Orquesta Sinfónica de Jutlandia Occidental y su conjunto de cámara, el Esbjerg Ensemble, Siegel fue nombrado en 1986 director del recién fundado Instituto Danés de Música Electroacústica (DIEM), siempre en Aarhus. En 1994 presidió la 19ª Conferencia Internacional de Música por Ordenador (ICMC) en esa misma ciudad. En 2003 el DIEM pasó a formar parte de la Real Academia de Música de Aarhus, y Siegel fue nombrado profesor de música electrónica. En 2013 el Ministerio de Cultura danés le concedió un subsidio vitalicio como artista por sus destacados logros artísticos.

La primera composición de Wayne Siegel que presentamos íntegramente es "Domino Figures", de 1979, compuesta para un número variable de entre diez y cien guitarras. Nosotros escuchamos una versión con cuarenta y dos intérpretes -jóvenes músicos procedentes de diversas escuelas de música danesas-. Elaborada a partir de noventa y siete gestos musicales diferentes, que van circulando entre los intérpretes en un canon estricto, en esta pieza van surgiendo, progresiva y continuamente, nuevas combinaciones perceptivas, en forma de texturas de reminiscencias corales, densidades de lenta evolución.

Como un remoto antecedente de estas prácticas compositivas -que en el siglo también han puesto en práctica otros compositores, como György Ligeti-, a continuación viajamos hasta los alrededores de 1570 para escuchar "Spem in alium", motete escrito para cuarenta voces (ocho coros de cinco voces cada uno) por el compositor británico Thomas Tallis (1502-1585). Escuchamos la interpretación de los Tallis Scholars, dirigidos por Peter Phillips.

Finalizamos nuestra emisión con otra obra de Wayne Siegel, de nuevo estructurada en forma de canon. En "Music for 21 clarinets", de 1980, el timbre de este instrumento de viento madera se transforma, como si se tratara de uno de los parciales manipulados desde un sintetizador. En este caso, a diferencia de "Domino Figures", lo que escuchamos es el resultado de superponer digitalmente hasta veintiuna veces -siguiendo la instrucción implícita en el título de la obra- una grabación de clarinete, que obviamente se enrarece a través de este proceso de multiplicación. De nuevo, las más difuminadas texturas, las densidades más nebulosas... protagonizan la escucha de un trabajo en el que el timbre desplaza a la altura como principal parámetro en la composición.

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